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La desigualdad de social ha estado presente desde los orígenes de la especie humana. Desde el trato diferencial del líder de la tribu neandertal frente a otros miembros de la tribu, pasando por el trato extremadamente diferencial entre el faraón y sus súbditos y criados hasta hoy en día con personas con renta baja frente a los monetariamente ricos.
La desigualdad de social ha estado presente desde los orígenes de la especie humana. Desde el trato diferencial del líder de la tribu neandertal frente a otros miembros de la tribu, pasando por el trato extremadamente diferencial entre el faraón y sus súbditos y criados hasta hoy en día con personas con renta baja frente a los monetariamente ricos.
Para comprender cómo reducir la desigualdad en nuestra sociedad, es necesario repasar la definición de desigualdad social: La desigualdad social es la existencia de oportunidades y recompensas desiguales para diferentes posiciones o estatus sociales dentro de un grupo o sociedad. Los factores que determinan, entre otras cosas, una desigualdad social incluyen: la raza, la etnia, el sexo, la orientación sexual, la descendencia, la escolaridad, la educación, el prestigio profesional y, por último, el poder.
Hoy en día tenemos diferentes ejemplos donde la desigualdad social está presente en el día a día. Un ejemplo de esto es cuando conocemos a alguien y le preguntamos a qué se dedican. Nuestra reacción es (normalmente y de manera inconsciente) opuesta frente a una persona que nos explica que se dedica a la gestión de residuos (basurero hablando en plata) a la que se dedica a salvar vidas (cirujano). Aunque los dos trabajos deberían tener igual importancia, ya que los dos contribuyen a un funcionamiento correcto de nuestra sociedad, le damos más prestigio al cirujano que al basurero.
Otro ejemplo es cuando una persona no obtiene un trabajo simplemente por tener una descendencia u origen diferente al del país. Esto pasa más veces de lo que nos pensamos, ya que los procesos de selección de las empresas son confidenciales y sólo se comparten y discuten en recursos humanos. Por lo tanto, teniendo en cuenta las muchas desigualdades que presenciamos en el día a día, es momento de hacer algo al respecto.
Una de las posibles acciones es desaprender las inculcaciones de «casa» que nos han proporcionado nuestros padres y nuestra familia que se basan en prejuicios y en desconfiar de otra persona por el simple hecho de venir de una clase social inferior, de ser de un país u región diferente a la nuestra o de tener otra orientación sexual. Es importante remarcar este punto, ya que muchas veces tenemos reacciones instantáneas y no nos damos cuenta de que es un comportamiento negativo que hemos heredado de nuestro entorno. Por lo tanto, el primer paso es darnos cuenta de que necesitamos desaprender comportamientos negativos para aprender comportamientos positivos para ver el mundo de una manera más positiva y equitativa.
La segunda acción sería intentar ayudar a la gente que nos rodea a hacer lo mismo. Esta es una acción muy relevante, ya que si conseguimos que los que nos rodean hagan lo mismo, logramos expandir esta nueva manera de pensar y de ver a nuestra sociedad cómo seres humanos iguales, y no como seres inferiores y superiores dependiendo de la clase social y otras variables.
Para concluir este breve post en el blog, me gustaría recalcar la importancia de reducir la desigualdad (social o de cualquier otro tipo) para crecer como sociedad y avanzar hacia un futuro más igual.